A
partir del primer año de edad, a tallas tan pequeñas como 1 cm en el caso de
las almejas, ó de 3 - 4 cm en el caso de ostras y mejillones, los bivalvos
alcanzan la madurez sexual. Excepto la vieira y otros pectínidos (zamburiñas y
volandeiras) que son hermafroditas, y que tienen por tanto ovarios y testículos
a la vez, el resto de los bivalvos tienen sexos separados, son machos o
hembras, aunque no sea posible distinguir su sexo a simple vista. A excepción
de la ostra plana, que cambia de sexo cada año, las otras especies son machos o
hembras a lo largo de toda su vida. En todas estas especies de sexos separados
las gónadas están incluidas en la masa corporal, bien sea engrosando el manto
en el caso del mejillón, o a ambos lados de la masa visceral en el caso de
almejas y ostras.
En buenas condiciones de alimento y temperatura,
que suelen coincidir en primavera y comienzo del verano, las gónadas maduran
rápidamente y, ante ciertos estímulos, los gametos, óvulos y espermatozoides,
son expulsados al exterior, donde tiene lugar la fecundación. La ostra plana
es, de nuevo, una excepción: los machos expulsan el esperma, que es usado por
las hembras para fecundar los huevos retenidos en la cavidad paleal. En ella se
desarrollan durante 2 ó 3 semanas hasta que las larvas son expulsadas al
exterior.
En todos los moluscos bivalvos el huevo
fecundado da lugar a una larva, llamada véliger, que durante varias semanas
vive suspendida en el agua, a merced de las corrientes, filtrando y
alimentándose hasta que llega a una talla de 1/4 a 1/3 de milímetro en que baja
al fondo, busca un soporte en el que fijarse (ostra, mejillón) o un buen
substrato en el que enterrarse (almeja) e inicia un proceso, la metamorfosis,
en el que pierde el órgano natatorio de la etapa larvaria, llamado velo,
comienza a desarrollar las branquias y las delicadas valvas larvarias comienzan
a transformarse en las futuras conchas del adulto.
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