domingo, 31 de julio de 2016

Reproducción

A partir del primer año de edad, a tallas tan pequeñas como 1 cm en el caso de las almejas, ó de 3 - 4 cm en el caso de ostras y mejillones, los bivalvos alcanzan la madurez sexual. Excepto la vieira y otros pectínidos (zamburiñas y volandeiras) que son hermafroditas, y que tienen por tanto ovarios y testículos a la vez, el resto de los bivalvos tienen sexos separados, son machos o hembras, aunque no sea posible distinguir su sexo a simple vista. A excepción de la ostra plana, que cambia de sexo cada año, las otras especies son machos o hembras a lo largo de toda su vida. En todas estas especies de sexos separados las gónadas están incluidas en la masa corporal, bien sea engrosando el manto en el caso del mejillón, o a ambos lados de la masa visceral en el caso de almejas y ostras. 


En buenas condiciones de alimento y temperatura, que suelen coincidir en primavera y comienzo del verano, las gónadas maduran rápidamente y, ante ciertos estímulos, los gametos, óvulos y espermatozoides, son expulsados al exterior, donde tiene lugar la fecundación. La ostra plana es, de nuevo, una excepción: los machos expulsan el esperma, que es usado por las hembras para fecundar los huevos retenidos en la cavidad paleal. En ella se desarrollan durante 2 ó 3 semanas hasta que las larvas son expulsadas al exterior. 


En todos los moluscos bivalvos el huevo fecundado da lugar a una larva, llamada véliger, que durante varias semanas vive suspendida en el agua, a merced de las corrientes, filtrando y alimentándose hasta que llega a una talla de 1/4 a 1/3 de milímetro en que baja al fondo, busca un soporte en el que fijarse (ostra, mejillón) o un buen substrato en el que enterrarse (almeja) e inicia un proceso, la metamorfosis, en el que pierde el órgano natatorio de la etapa larvaria, llamado velo, comienza a desarrollar las branquias y las delicadas valvas larvarias comienzan a transformarse en las futuras conchas del adulto. 

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